San Viator fue un lector de la iglesia de Lyon, en la segunda mitad del siglo cuarto. Fue un discípulo fiel y amigo de su obispo, San Justo.
Poco después del concilio de Aquilea (381), el obispo Justo se vio envuelto en la muerte de un hombre que había cometido un homicidio. Creyéndose responsable, Justo abandonó su sede episcopal y tomó la decisión de ir a los desiertos de Egipto para pasar el resto de su vida haciendo penitencia.
Viator, por fidelidad a su obispo, le sigue y comparte su vida.
Poco después del año 390 muere el obispo Justo. Viator no tardará en seguir la misma suerte. Nuestro Patrono es representado por la tradición iconográfica como un joven lector, pero cabría pensar que a la hora de su muerte no tendría muchos menos años que su obispo, que parece alcanzó los 70.
Los habitantes de Lyon tenían en gran estima a Justo y Viator; hacen repatriar sus cuerpos y les dan sepultura en la iglesia de los Macabeos, el 2 de septiembre del año probablemente 399.
Durante siglos, la iglesia de Lyon ha conmemorado a estos dos santos en fechas diferentes: 4 de agosto, 2 de septiembre, 14 de octubre y 21 de octubre. Esta última fecha nos sirve actualmente para festejar a nuestro Patrono.